funky nation

Sin lugar a dudas, un buen zapato de plataforma resultaba imprescindible para arrasar en la pista el sábado noche. Formaba parte del atuendo setentero junto con los vaqueros ajustados y de pata de elefante, los chalecos, el pelo afro y, en el caso de los hombres, una patillas que ya las quisiera para sí Curro Jiménez.

Bailar subido a unas plataformas era lo más moderno entre los hippies de la época, sin embargo de moderno tenía poco. Como siempre ocurre en la moda, muchos de los "inventos" que nos presenta suelen tener inspiración en algo que ya inventó otro, por lo que resulta difícil señalar al inventor de derecho de este tipo de complemento.

Quien los puso de moda entre los jóvenes de los años setenta tenía en su fuente de inspiración -que se sepa- dos precedentes claros. El primero de ellos hay que buscarlo en la antigua Grecia y entre los actores. Éstos usaban lo que se conocía por coturnos, que no eran más zapatos con enormes alzas concebidos para poder ser vistos con más facilidad por el público.

Y el segundo precedente hay que buscarlo en Asia e Italia antes de la Edad Media y en Francia y España, donde se popularizaron y obtuvieron una gran fama (en Valencia se fabricaban unos muy populares que se exportaban a toda Europa en el año 1300). Según parece, en Venecia se llegaron a utilizar por las prostitutas como reclamo, alcanzando elevadas alturas.

De piel, sintéticos, con tachuelas, de mil colores, psicodélicas... los zapatos con alzas marcaron una época y hoy en día siguen siendo un complemento habitual entre las mujeres.